[Crónica] Crystal Fighters @ Sala But (10 de septiembre)

Fue tremendo llenazo el de la Sala But para el segundo concierto de Crystal Fighters en Madrid. Los ingleses han agotado las entradas de los 3 conciertos programados en la capital y con razón. En algo más de una hora de directo nos dejaron exhaustos a base de una elaborada zapatilla folklórica que se baila sola. Presentaban su nuevo disco Cave Rave, que salpicaron con gran parte de sus éxitos anteriores y que sonaron, ahora que han incorporado una batería al directo, mucho más potentes.

Durante los primeros temas capitaneados por la genial ‘Solar System’, fueron Sebastian Pringle (voz y guitarra) y Graham Dickson (guitarra, txalaparta y pecho descubierto) los que tuvieron más protagonismo en el escenario. Cómo no iban a tenerlo, si Sebastian llevaba un total look de lentejuelas que bien podía estar patrocinado por Freixenet, y Graham apareció en el escenario medio en canicas (nada que objetar, por supuesto). La verdad es que toda esta parafernalia daba igual, el público, fiel, joven y lozano (pero sobre todo joven) ya venía desatado de casa y con las letras aprendidas.

El manteo de una jovencita, un mar de corazones hechos con las manitas del respetable y una espontánea que, seducida por el torso de Graham, se subió al escenario y aprovechó para restregarse (que lo vi yo), fueron algunos de los gestos de bienvenida de un público incondicional y eufórico.

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Con ‘Plague‘ y ‘You and I’ el resto del grupo, con indumentaria mucho más invernal, se mostraron ya parte imprescindible del directo. También lo era la txalaparta, instrumento tradicional de origen vasco, que sonaba gloriosamente y que tanto Graham como Gilbert Vierich (teclados y txalaparta, entre otros) parecen dominar a la perfección. Creo que fue en ‘Wave‘ dónde los coros y la coreografía de Eleanor Fletcher y Nila Raja destacaron y llegaron a hacerse protagonistas.

Que el directo de Crystal Fighters es aplastante ya lo sabíamos desde aquel atardecer memorable en el Día de la Música de 2011 (también en Madrid). Ahora también sabemos que se han consolidado como grupo y que, con lo que parece una divertida y espontánea compenetración, hacen maravillas tan divertidas y bailables como ‘I Love London‘.

Si hicieron retumbar a la Sala But, no me quiero imaginar cómo debió sonar la cueva de Zugarramundi el pasado 27 de agosto en la presentación del álbum; tuvo que ser alucinante (y la fiesta de después también, claro).

No puedo acabar esta crónica sin preguntarme si esto de hacer varios conciertos en una sala «mediana» en lugar de uno solo en un recinto de más aforo es una estrategia ya planeada o si, simplemente han ido añadiendo fechas ante la incansable demanda de entradas. En cualquier caso, parece un sistema útil para asegurar aforos y, a pesar de la complejidad de los calendarios y las giras, tal vez sea una buena solución para que grupos internacionales que no se deciden a pasar por España, vean algo de rentabilidad en la visita.

Fotos: Kedin (portada) y El País.

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