Crónica: el nuevo viejo pop de Jessy Lanza

La de Ontario desgrana un pop denso, de inspiración RnB y deudor absoluto del acid house de los 80


Después del triunfo por partida doble de Jessy Lanza en el pasado Primavera Sound, el enorme festival, en su faceta de promotora, volvía a traer a la canadiense a España, esta vez a una Madrid (Moby Dick) que se había quedado sin ver la puesta de largo de su aclamado segundo trabajo, Oh, No (Hyperdub; 2016). Imperdonable si tenemos en cuenta que fue en Madrid donde Kode 9, el capo de Hyperdub, la fichó después de escuchar unos samples pinchados por Jeremy Greenspan, la mitad de Junior Boys y el que ha terminado convertido en su productor y más fiel colaborador de estudio.

Era uno de esos conciertos pequeñitos, con pocos costes de producción y más bien íntimos; Lanza venía sola, sin el acompañamiento de su baterista habitual Tori Tizzard. El show adoptó por tanto casi condición de DJ set, endureciendo la propuesta y dotándola de una oscuridad compensada conseguida por el equilibrio entre los cortes de sus dos discos. Los temas se sucedían sin pausas, entrelazados en sutiles transiciones, y las secciones instrumentales se moldeaban en directo de una forma completamente nueva y enérgica.

La idea, por tanto, se apoyaba en una destacada línea narrativa que iba desde el RnB más etéreo de Pull My  Hair Back (Hyperdub; 2013) hasta un disco pop de sintetizadores más animado final, pasando por una sección ácida y housera que encuentra en la ambientación tardo-ochentera su primera razón de ser. ‘New Ogi’ sirve para abrir la noche e ir induciendo a los asistentes en la espectral oscuridad en la que van a desenvolverse con fantasmagórica naturalidad las traperas ‘5785021’ y ‘Could Be U’.

Con ‘Fuck Diamond’ los beats se van haciendo más concretos, y pese a que Lanza mantiene el pulso RnB, las vocales son más directas y los sintes golpean con mayor intensidad, deudores absolutos de la eclosión del acid house y del papel tan esencial de Greenspan en el trabajo de la canadiense. Enorme la outro deep del tema, que se encadena con ‘Kathy Lee’, una de las joyas de su debut. Con ‘Vivica’, se acercan al downtempo, generando atmósferas que recuerdan a FKA Twigs.

La verdadera sucesión de hits pop, más vinculada a su sofomoro, se viene a continuación, desatada por ‘Never Enough’ (un single directísimo y una de las mejores canciones del año pasado). Es a partir de entonces cuando se deja espacio al brillo y a la luminiscencia, a bases y ritmos más bailables que se abandonan al disco o al electro pop y a secuenciadores footwork.

Enorme ejemplo es ‘VV Violence’, que además la conecta de alguna forma con la primera Madonna. Con ‘It Means I Love You’ recupera el rollo ácido y termina de convertir el concierto en algo más cercano a una sesión, que encuentra su respiro final en la sedosa ‘Pull My Hair Back’.

Para el último movimiento queda reservada ‘Oh, No’, la canción más completa de la carrera de Jessy Lanza. Una carrera en ciernes, cada vez más asentada y con todo por venir.

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