Crónica: La Bien Querida, cada vez más bien, cada vez más querida

cronica la bien querida madrid fuego

Emoción, lágrimas, besos, amor y más amor, y una artista que brilla con cada vez más fuerza en nuestro firmamento


Hablar de La Bien Querida es hacerlo de cómo ha sabido desembarazarse de aquella «versión femenina de Los Planetas» a base de sutilísimas reinvenciones que a la postre han servido para dotarla de una personalidad única dentro de nuestro pop, en una especie de revisión electrónica del cancionero más popular, haciéndose pasar a veces por lo que Jeanette hubiera podido ser.

La última ha llegado con el centradísimo Fuego, disco que presentaba el viernes pasado en el madrileño Ochoymedio y habiendo colgado el cartel de todo vendido. Reinvención que desde el primer momento se aprecia en el directo, mucho más consistente que nunca, con Ana liberada al frente y vestida de traje a rayas blancas y negras, toda presencia ella y cuatro músicos más. Cuatro ases estelares: Juanma Padilla de Lázaro a la batería; Nieves Lázaro también de Lázaro a los teclados; el incombustible David Rodríguez, que lleva acompañándola desde el principio de la aventura dentro y fuera de los escenarios, a la guitarra y sintetizador y el que más sorpresa me causó de todos a la guitarra y al bajo: Manuel Cabazalí, alma y cerebro de Havalina.

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Todos forman un todo contundente que siempre define de forma brillante pero que también puede desenvolverse con fiereza en momentos más cercanos al sonido industrial, como ‘Alta Tensión’. Precisamente esta llegó con su oscuridad, traída de Premeditación, Nocturnidad y Alevosía, a cubrir el Ochoymedio y llegar a romper por un momento el clima de amor general que reinaba en el ambiente. Tal es la capacidad de influencia emocional de La Bien Querida, lo suficientemente poderosa como para provocar la bajona en la comunión en la que ella misma te sumerge y a la que luego te va a volver a conducir, de forma cada vez más catártica.

Pero en general fue una fiesta del romanticismo, del buen rollo, del amor. Una niña bailaba y se creía una diva encima de los hombros de su padre, vivía con intensidad de futura estrella de pop delante del espejo cada una de esas frases de La Bien Querida que ya se han convertido en imaginario de nuestro pop, emblema de grandes canciones como ‘Hoy’, ‘Arenas Movedizas’, ‘Muero de Amor’ o ‘9.6’.

Todos los grandes clásicos, que ya son casi incontables en su sucesión final (Ana enfrentó el segundo bis diciendo que iba a por el hit y, la verdad, habían sonado tantos que yo ya me daba por satisfecho y no echaba ninguno en concreto de menos), se mantuvieron a la altura de todas las nuevas, de muchas de ellas, incluso de canciones más «menores» de Fuego como ‘Peor Que Las Demás’ o ‘La Pieza Que Me Falta’, lo que puso de manifiesto que no hay canciones pequeñas en su repertorio. Que ‘El Lado Bueno’, por ejemplo, con su estribillo épico, o la inicial ‘Permanentemente’ son nuevos clásicos para una trayectoria impecable, que todas las canciones de La Bien Querida crecen de forma mágica.

Como mágico fue el tratamiento acústico que recibió ‘Fuerza Mayor’ y que acalló la sala de forma emocionante, y como más lo fue la intensísima interpretación de ‘Dinamita’, que hereda la gravedad de PNyA y ataca con sus frases henchidas de sentido. «Y es que siento como si toda mi vida me hubiera estado conduciendo a este preciso momento», gemía ante el descorazonamiento de todos con un Cabezalí brillante al bajo. En silencio, algunos rompieron a llorar, como pareció hacerlo la propia Ana cuando se despidió de Madrid (por el momento; volverá para el Tomavistas) tras ‘De Momento Abril’.

Antes se habían besado, se habían abrazado, se habían muerto de amor. A mí, que iba solo, las chicas de mi izquierda me ofrecieron un trago de cerveza y todo estaba siendo precioso. Tan precioso que cuando salió Jota para unirse al espectáculo lo hacía con una enorme sonrisa dibujada en la cara y pletórico como nunca con Los Planetas. Le acompañó también Jairo Perera, Muchachito para hacer la preciosa y castiza ‘Recompensarte’, otro hit más, y para recordar en parte que muchas canciones de la primera etapa recuerdan irremediablemente a los de Jota, y que incluso les encontramos en las atmósferas más densas de Premeditación…, así que en definitiva siempre han estado presentes.

La celebración iba a continuar con Muchachito haciendo la parte de Joan Miquel Oliver en ese cruce entre electro bolero y cumbia dub que es la bestial ‘7 Días Juntos’, nuevo hito en una carrera ya estelar que todavía podía ofrecer para la noche, por decir alguna más aunque importe poco, ‘Poderes Extraños’ o el guateque retrowave que, como siempre, nos deja «haciendo eses de amor con las caderas», ‘A Veces Ni Eso’.

«Y es que el tiempo se toma su tiempo, y a veces ni eso. Con La Bien Querida ha sido benévolo, o ellos han sabido camelárselo», dije en su última presentación en Madrid, hace un año y medio. Sigue pasando el tiempo y La Bien Querida sigue creciendo, ocupando por pleno derecho su propio lugar en la constelación más destacada de nuestro cielo de estrellas. Cada vez más bien, cada vez más querida.

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