De «el rock ha muerto» a «el indie ha muerto»

Diego Rubio Méndez

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O cómo los artistas que incluyen la electrónica en su filosofía están empezando a ser los mayores destacados de todos los festivales


Hace bien poco llegaba a la conclusión en mi crónica del Mad Cool de que la electrónica confirmaba su enésimo triunfo en un festival, vamos a llamarlo, indie. «Electrónica» entre comillas, pues el término abarca ya tantas facetas de la música en general y del pop en particular como para cubrir con un mismo manto todo el recorrido que puede interponerse entre M.I.A., Röyksopp y Moderat, que terminaron resultando las tres mejores actuaciones de nuestro Mad Cool.

En el Primavera Sound, por ejemplo, también se saldaron las cuentas en favor de las mesas de mezclas, y es que, si tenemos en cuenta que, efectivamente, el concepto de electrónica es más amplio que nunca, podríamos llegar a afirmar que los cabezas de cartel del festival de Barcelona, a excepción de Arcade Fire, ya no respondían a la idea tradicional de banda de rock, o de artista de pop, o de lo que quiera que se supone que debe encabezar un festival.

Toda vez que el Sónar se ha convertido con el paso de los años es un maravilloso ejemplo de savoir faire y de adaptación sustentando en la electrónica la práctica totalidad de su peso artístico y alejándose para bien de los vicios y virtudes que caracterizan a los festivales de música alternativa, resulta difícil no ver al Primavera Sound como una especie de lucero del alba, como la guía en la que todos van a fijarse.

Y, si el Primavera este año se atrevía a situar en su primera línea a The xx, a Frank Ocean (pese a que cancelara; en cualquier caso se le sustituyó con una sesión de Jamie xx albergada en un escenario principal) o a un Bon Iver que cada vez es menos folk y más trónico, actuaciones todas ellas más que destacadas, no es extraño pensar que el resto de festivales del circuito vayan a lanzarse a la misma estrategia para el futuro. Flying Lotus fue otro de los grandes triunfadores del festival de Barcelona, representando otro ejemplo más de este «triunfo de la electrónica».

Es en parte lo que ocurrió con el Bilbao BBK Live y su Basoa, que ya ostenta descripciones como «el mejor club del mundo» y que comenzó su andadura a tenor del progresivo protagonismo que iban cobrando en el festival de Barcelona los espacios dedicados exclusivamente a la electrónica (con el ya mítico Bowers & Wilkins), y que a día de hoy ya acaparan allí un espacio casi propio, el Primavera Bits, con dos escenarios prácticamente ininterrumpidos desde media mañana hasta el amanecer. El Vida Festival ha sido el último en sumarse a esta propuesta con el Vida Club, demostrando que efectivamente el sonido clubber está destinado a darle un vuelco a la configuración de los carteles de todo el mundo.

Y, aunque en la mayoría de los grandes festivales todavía hay espacio en tamaño de letra gigante para las grandes bandas de rock, la mezcla es cada vez más heterogénea. En el NOS Alive de este año han convivido a la cabeza The Weeknd o The xx con los Foo Fighters y con Depeche Mode, que suponen en sí mismos uno de los primeros signos comerciales de la transición entre el pop y los sonidos electrónicos, dando balance positivo para la electrónica.

En el Mad Cool, por ejemplo, la escenificación fue prístina: ninguno de los cabezas de cartel, bandas consolidadísimas con vocación de estadios, supo salir de su impostada frialdad. Ni los Foo ni Green Day ni los Kings of Leon. Y el concierto de Arcade Fire en el Primavera, quitando el show secreto que es historia viva de la música, fue de los más flojos que les he visto, como si encarnaran esa decadencia del rock de formatos más convencionales en este tipo de macro eventos que, paradójicamente, han vivido un auge renovado gracias a él a lo largo de los 2000.

También estuvieron flojos Mumford & Sons cuando agarraron las eléctricas y soltaron los banjos, o Muse en el FIB después de sorprendernos más gratamente un año antes en festivales, recintos más lejanos a los que suelen frecuentar. O este mismo año The Killers en el BBK. Radiohead, que siempre han estado por encima y por delante de todos, dieron su giro electrónico con Kid A y ya no se han bajado, y en sus conciertos la electrónica es la verdadera protagonista. Queda por comprobar en primera persona el estado de The National o Queens Of The Stone Age; veremos si para cuando se suban a los escenarios no se ha hecho irremisiblemente patente esta tendencia.

https://www.youtube.com/watch?v=ddKATkpSopQ

En el pasado Dcode fueron Jungle los que lo petaron, y en este reciente FIB podemos decir también que Mura Masa, que Kaytranada, que Dua Lipa y que The Weeknd han pasado por encima de los Red Hot Chili Peppers. ¿Se está quedando atrás el indie igual que se quedó atrás el rock en los grandes festivales? Aunque los grandes colosos del rock y del indie sigan encabezándolos en una cada vez más extraña amalgama, ¿estaremos ante el ocaso de una era?

El club reclama su lugar, está comenzando a vivir una segunda (o tercera ya) juventud y, como demuestran los espectáculos en escenarios gigantescos de gente como Moderat, Bonobo, Nick Murphy cuando era Chet Faker, The xx, Justice, Disclosure o James Blake (o tantos otros), en esta quiere y puede romper sus propios límites y terminar imponiéndose como la tendencia principal. Ya no solo son The Prodigy y los Chemical Brothers.

Y es que, al final, casi todas las nuevas direcciones musicales están imbuidas del pulso del house y del techno. Decir pop o rock electrónico empieza a perder sentido cuando prácticamente todos los discos de pop y rock que se hacen incluyen producción y sonidos electrónicos.

¿Quién no se imagina un festival perfecto encabezado por Daft Punk, The xx y Gorillaz? ¿Que, pese a un hilo conductor melódico, los conciertos acaben convertidos en fiestones donde exorcizar demonios al abrigo incandescente del fuego sagrado de lo puramente físico? Como digo, este año ha sido el Primavera Sound el que le dado al indie tal y como lo venimos (mal)entendiendo una primera llamada de atención: haz un secret show o muere; así salieron por la puerta grande Arcade Fire y Haim, dos bandas que, desde lugares diferentes del amplísimo mundo del indie rock, siguen forzándose a sí mismas a resultar estimulantes. Veremos lo que pasa los próximos dos…

Cada vez es más difícil.
El club reclama su espacio.

https://www.youtube.com/watch?v=nhZTexVqRCI

Puntuación de los lectores

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