Año 1998: Más de una semana en el motor de un autobús

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Este es nuestro repaso a aquellas joyas musicales nacionales que cumplen, este 2018, 20 años desde su publicación


Ya ha llegado 2018, un año que vuelve a prometer mucho —como demostramos en este especial de bandas y artistas emergentes a tener en consideración durante el futuro a corto y medio plazo— y que da por superado un 2017 en el que Rosalía, a nivel nacional, y Lorde, a escala internacional, han publicado (según nuestro criterio) los dos mejores trabajos del año.

Lo cierto es que, aprovechando como excusa el XX Aniversario de la publicación de Una Semana en el Motor de un Autobús, la obra magna del indie nacional producida por Los Planetas —cuya celebración esperamos que nos de alguna alegría que otra—, nos permitimos hacer un repaso a otros de esos álbumes relevantes editados también en ese año, el 1998. 

Y es que 1998 fue más que una semana en el motor de un autobús. Fue un año que marcó una etapa trascendental en el panorama musical, especialmente a nivel nacional, donde lo alternativo saltó definitivamente de la zona underground. Es decir, lo indie dejó de ser indie… y ya nada volvería a ser como antes. En términos literarios, podríamos considerarla como una auténtica «Generación del 98», si se me permite emplear el símil, claro está.

El asunto es, ¿de dónde surgió todo este movimiento que desembocó en un año musical tan prolífico y determinante? Pues se desarrolló gracias a lanzamientos como Pizza Pop (Subterfuge, 1993) de Australian Blonde con su single ‘Chup Chup’ himno de la Generación X hispana y tema central de la BSO de esa adaptación cinematográfica del libro de Jose Angel Mañas, “Historias del Kronen” (1995) y, sobretodo, Devil Came To Me (Subterfuge, 1997) de Dover.

Ambos marcaron el camino de una explosión indie sin precedentes, una rotura de esquemas estilísticos con una absoluta y total influencia anglosajona. De hecho, incluso las grandes multinacionales comenzaron a rifarse este tipo de bandas.

Como consecuencia, nada volvería a ser cómo antes ya que se rompió ese monopolio del pop castizo con toque ochentero. Un nuevo movimiento que se vio totalmente influido por la explosión de la música grunge y alternativa que tenía lugar en América —especialmente en Seattle con el sello Sub-Pop como principal referencia— a la par que por ese estilo denominado brit-pop iniciado en Inglaterra. El panorama musical nacional tenía nuevas influencias… y el cambio estaba por llegar rápidamente.

Y así fue. España. 1998. Un año en el que se firmaron auténticas obras representativas de esa escena indie, era la época de la Generation Next. Este término surgió debido a la campaña publicitaria de cierta bebida de cola que utilizaba como banda sonora para sus anuncios diferentes temas de bandas que formaban parte de esa explosión musical: Killer Barbies, Undrop, Amphetamine Discharge, Dover, Sexy Sadie

Pero no sólo repercutió en la cantidad, también hubo una explosión discográfica que se extendió por casi toda la península española. Si ahora estamos acostumbrados a que los puntos neurálgicos sean, principalmente, Madrid y Barcelona, en 1998 ciudades como Gijón, Zaragoza o Granada eran cantera de infinidad de bandas consideradas indies. Sellos como Subterfuge que celebrará 30 años en 2019—, Astro, Elefant, Grabaciones En El Mar, Munster, Acuarela… estuvieron en pleno apogeo. 

Así, además del ya citado Una Semana en el Motor del Autobús, en 1998 se publicaba también Mano, Parque, Paseo (Astro Discos), el debut de Niños Mutantes. Al igual que también veía la luz —el complicado y experimental Val Del Omar (Sony), de Lagartija Nick con Antonio Arias al frente. Si bien es cierto que no son tan mediáticos como lo pueden ser Los Planetas o Lori Meyers, son auténticos veteranos de la escena granaína. Es más, tal es su relación que Eric Jimenez comparte lugar de batería tanto en Lagartija Nick como con Los Planetas.

Todavía en el sur, concretamente en Sevilla, Amphetamine Discharge presentaron un power-punk rock vitaminado en I Just Wanna Kiss (Edel) que llegó a formar parte de la banda sonora de «Abre Los Ojos» de Alejandro Amenábar. Una banda que el pasado año, 2017, regresó con el EP Raise Your Addiction.

Sin movernos de Andalucía, es imposible no nombrar otra de las leyendas del indie patrio: Los Hermanos Dalton. Publicaron, también en 1998, Crush (Dro), power-pop cantado en castellano desde Cádiz.

La  banda estandarte de ese denominado «Xixón Sound», Australian Blonde, también se sumaron a los lanzamientos de 1998 con Extra (RCA). Probablemente uno de los mejores de la carrera de una banda que no se encuentra lo suficientemente reivindicada, también hay que decirlo. Un álbum guitarrero, con mucha influencia de la banda que lideraba  Kurt Cobain (Nirvana) al igual que de J Mascis (Dinosaur Jr.), aunque también de otros grupos power-pop americanos en el aspecto melódico.

Y lo sabían perfectamente, tanto que incluso ellos mismos eran rotundos respecto a la categorización del trabajo: «Es un disco comercial, un disco con hits y creemos que es nuestro mejor disco. Queremos vender discos haciendo música que nos gusta”.

Tras su disolución, su cantante Fran se embarcó en proyectos como La Costa Brava junto a Sergio Algora de El Niño Gusano y su alter ego Francisco Nixon. Y Roberto Nicieza —el que fuese el batería de la banda fundaba el mítico sello alternativo Astro, entre otros proyectos de lo más variopintos y que nada tuvieron que ver con la vertiente musical.

Desde Zaragoza, El Escarabajo Más Grande de Europa (BMG) fue lanzado al mercado por parte de los tristemente desaparecidos El Niño Gusano. Pop surrealista con tinte psicodélico cómo no podía ser menos , un sonido muy inglés pero sin olvidarse de esos grupos malditos de la década de los 60 en España. La muerte prematura de su líder, Sergio Algora, fue un palo para la escena indie nacional. Varios de los miembros continuaron sus carreras musicales con Tachenko hasta el día de hoy.

Galicia tampoco podía faltar a la escena musical. Big Muff (Toxic Records) fue el tercer disco de Killer Barbies. Punk-pop guitarrero, con la serie B y cultura trash como marca de la casa y con esa impresionante Silvia ‘Superstar’ al frente de la formación. Una banda que llegó a fichar por un sello alemán Drakkar y rodar una película con el mismísimo Jess Franco.

Pero en 1998 también hubo recopilatorios que marcarían un antes y un después, como el de Los Piratas. Fin de la 1ª Parte tuvo un gran significado en ese momento ya que marcó un punto de inflexión en la carrera de la banda, un álbum que pretendía dejar atrás una etapa marcada por el pop ochentero e iniciar una nueva más experimental.

Un nuevo camino que se vio claramente con sus posteriores lanzamientos, como Ultrasónica (2001) o Relax (2003). Especialmente clave este último ya que, además de la incomprensión que todavía tiene a día de hoy por parte del público en general, incluyó una serie de sonidos y cadencias que estarían  —y están— muy presentes en la carrera de Iván Ferreiro en solitario. Lo cierto es que, podemos afirmar y afirmamos, que es un disco que anticipaba una época. 

Otra de las obras magnas de ese año fue It´s Beautiful It’s Love (Subterfuge) de los mallorquines Sexy Sadie, quienes pasaron por el Sonorama 2017 anticipando su gira 20 aniversario —siendo una de sus primeras fechas confirmadas el Mallorca Live 2018 y 4ever Valencia—. Una auténtica joya indie-pop —influencia clara de los Beatles— y, probablemente, el culmen de su carrera. Un album lleno de auténticos hits como A Brand New World’, ‘Stay Behind Me’ o ‘Satellites’. Mucho pop que llegaba tras esa edición de la remezcla dance de su ‘Onion Soup’ de mano de Big Toxicun genio de la época.

Otro disco que debemos nombrar, que también veía la luz en 1998, era el EP debut de unos desconocidos StandstillThe Tide (B-Core) resultó ser un EP que poco o nada tiene que ver con los caminos musicales de la banda durante sus últimos años. Hardcore primitivo y punk desbocado de la mano de otro de los sellos pioneros en lo underground: B-Core. De hecho, los llegaron a comparar en ese momento con los texanos At The Drive In.

Y la verdad, escuchando su posterior álbum, The Ionic Spell (2001), no iban nada mal desencaminados. Aunque lo cierto es que fue una línea que poco tuvo que ver con sus últimos lanzamientos y con la actividad de sus componentes tras su separación: Ricky Falkner —productor y miembro de la banda de Iván Ferreiro, Love Of Lesbian, Mi capitán y Egon Soda, Ricky Lavado en Nudozurdo o Enric Montefusco en solitario.

Para terminar este repaso al año en el que todos eramos «indies» todavía, uno de los mejores que se publicó —a pesar de no llegar a ser suficientemente reconocido hasta día de hoy— fue No Blood (Subterfuge) de NAWJAJEAN. El resultado de la unión de la actriz Nawja Nimri y el productor Carlos Jean dio lugar a un disco de electrónica frágil, con mucho de sonido Bristol —con Massive Attack y Portishead como influencias claras—. Trip-hop en estado puro, una producción y un sonido espectacular que, a pesar de todo lo que conllevaba, no alcanzó el respaldo ni el apoyo que se merecía.

En una reciente entrevista a sus dos artífices, contaban que ese éxito no llego por falta de contactos o por la ausencia de un manager que apostase por ellos en ese momento. Al parecer, nadie vio de verdad lo que se escondía tras esa joya, tras ese No Blood. ¿Alguna duda de que este 2018 habrá algún concierto 20 aniversario? Nosotros no la tenemos.

Pero hubo más en 1998, como el metal arriesgado de Psilicon Flesh en Enviromental o la experimentación pionera de Manta Ray con Pequeñas puertas que se abren... o los murcianos Schwarz, que debutaban con These songs mean nothing —los cuales regresaron en 2016 con Nación Subterránea y Fran de Perro a las baquetas—. Y, por supuesto, en cuanto al hardcore punkCerebrator de los mallorquines Cerebros Exprimidos también fue un disco que todavía no podemos olvidar 20 años después.

En cuanto a lo internacional, si bien es cierto que hemos dado unas pequeñas pinceladas al explicar las influencias musicales de los discos anteriormente nombrados, no podemos volver a 1998 sin recordar y nombrar categóricamente trabajos como Moon Safari de Air, End Hits de Fugazi, Mutations de Beck, Hello Nasty de los Beastie Boys o el Is This Desire de PJ Harvey. Casi nada.

Y es que, como idea que —consideramos— hemos dejado bastante clara, 1998 no fue sólo una semana en el motor del autobús. Fue mucho más que eso. 

 

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