La Cultura, «en caída libre», pero las ventas digitales, «en alza»

«La Cultura en caída libre en 2012″… «Las ventas digitales, en alza». Estos dos titulares no responden a momentos y lugares diferentes, sino que son sendos artículos de El País y El Mundo (en ese orden) publicados al mismo tiempo y acerca de una misma cosa: el informe anual de la SGAE sobre la actividad económica de los sectores culturales.

Un día después, y habiendo masticado suficientemente los datos (muy claro el post de JNSP), podemos sacar las siguientes conclusiones:

– Los ingresos de los diversos sectores aglutinados bajo el título «Cultura» están bajando por la crisis y previsiblemente lo harán aún más por el «ivazo», pero el factor fundamental, que muchos parecen empeñados todavía hoy en menospreciar, es el cambio tecnológico.

– La demostración está en que los macro conciertos y festivales sí aumentan sus ingresos (¿a ellos no les afecta la crisis?), de igual manera que lo hacen las ventas de los sectores de nuevas tecnologías. Sube considerablemente la música digital, hasta el punto que hace subir en un 0,87% respecto al pasado año el total de consumo de música grabada, en todos los formatos. No estamos, por tanto, en una «caída libre». También suben las ventas de Blu-Ray.

Lo de la música digital está claro. Los menores de 25 años no tienen ninguna costumbre de comprar música en formatos físicos, y no se van a acostumbrar ahora. Pero sí se adaptan gustosamente a pagar precios razonables por servicios de streaming (el mercado que mayor subida ha experimentado).

Ahora bien, ¿qué tiene que ver que los festivales y macro conciertos se mantengan en alza, mientras cine, teatro y pequeños conciertos sí que caen a plomo, con todo el tema del cambio tecnológico? Pues mucho.

Son grandes «eventos» que se dirigen principalmente al público joven y basan su estrategia comercial en publicitarse a través de redes sociales con fuertes campañas. En muchos casos se hace a lo grande, en alianza con gigantescas marcas (modelo Rock In Rio), pero también hay sitio para jugadores más pequeños, que se mueven con destreza en el competitivo terreno de las redes sociales (el Low Cost o el Arenal Sound me parecen buenos ejemplos de ello).

Si no se puede construir todo un «evento» en las diferentes redes sociales a través de algo, mal vamos hoy en día para venderlo. El cine sólo puede hacerlo ya en contadísimas excepciones (que el público joven no va la cine lo sabe hasta Garci), pero las pequeñas giras/conciertos y los teatros se las ven y se las desean, con todo lo que eso nos duele a la mayoría. A los festivales más «pequeños», como el recientemente desaparecido Manchapop, les está ocurriendo lo mismo.

La única esperanza es que no se trata únicamente de una cuestión de tamaño. Lo importante es ofrecer algo único. Un festival pequeño puede sobrevivir si ofrece una experiencia única en algún sentido, y la vende con éxito a través de las redes sociales. Un festival pequeño que ofrece lo mismo que se puede encontrar en veinte festivales mayores, y con mayor capacidad de comunicación, lo tiene muy difícil para sobrevivir en el actual panorama.

Pero eso no quiere decir que la música, ni siquiera la cultura, estén en caída libre. Vendrá el ivazo y seguirá habiendo fórmulas. Pero no pueden ser las mismas de siempre.

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