Imagina que te descargas ilegalmente un disco y al tratar de escucharlo, se abre una ventana con un mensaje como este: «hola, parece que te gusta este artista. Si quieres que haga más discos, apóyale comprando este álbum.»
Esa es la idea en la que se basa el último producto de Muso, una compañía anti-piratería, que ha recibido una subvención del gobierno británico para desarrollar e implantar esta nueva tecnología.
Cualquiera sabe que los métodos usados hasta ahora por la industria musical en su lucha contra la piratería no han dado todo el fruto esperado. Quizá, el mayor error sea el de haber optado por criminalizar y perseguir al usuario que descarga ilegalmente.
La gran novedad de Muso es tratar al usuario que descarga como un cliente potencial, no como un ladrón.
Muso es la misma compañía que hace unos meses presentó un estudio que revelaba que el grupo más perjudicado por la piratería eran los Beatles, con un total de 187.000 archivos disponibles en los sitios de descarga ilegal.
En lugar de ir eliminando archivos de los sitios de descargas ilegales, lo que Muso propone es sustituir el archivo pirateado por un preview del tema, acompañado de un menú con el mensaje antes citado y la opción de comprar la canción en una tienda tipo iTunes/Amazon, o si el usuario no quiere pagar, un enlace para escuchar la canción en una plataforma de streaming legal (tipo Spotify o Deezer).
Todos ganan. Por encima de todo, lo que se ofrece es una vía para desbloquear un sistema de lucha legal que está costando mucho dinero a la industria y ofreciendo pocos resultados.
Hasta la fecha, Google ha recibido más de 100 millones de solicitudes por parte de las discográficas y entidades de gestión para borrar enlaces a archivos de audio que infringen el copyright. Google no da a basto, porque como es lógico necesita comprobar los enlaces antes de borrar algo sin más.
Un callejón sin aparente salida; la industria musical culpa a Google, quizá buscando una compensación por parte del gigante, y Google no está dispuesta a correr con un coste que no es suyo. La solución está en dar con una nueva tecnología que agilice el proceso y elimine costes.
Andy Chatterley, músico y productor profesional y co-fundador de Muso, cree que su idea es la solución que la industria necesita. Su empresa ofrece actualmente a los artistas el uso de sus productos anti-piratería por un precio asumible: 12 libras al mes a cambio de proteger todo su catálogo en internet.
Y su solución no sólo es válida para la música. Muso también está trabajando ya con las televisiones, evitando que sus contenidos aparezcan sin permiso en YouTube, especialmente en el caso de retransmisiones deportivas, otro caballo de batalla de la piratería en internet.
¿Será Muso el gran avance que se necesita para acabar con la piratería? Quizá no, pero ya habremos ganado algo, si acaba con esa detestable práctica de enviar cartas a los usuarios exigiendo un pago de 500 libras, por haber descargado una canción.