Sr. Chinarro: ¡enhorabuena, Presidente!

Málaga, 8 febrero 2014 – Llueve sin parar y las calles están llenas de agua mezclada con el polvo de las interminables obras del metro, un mix casi mortal. Al menos para mí, que cada diez pasos, casi me caigo. Pero es sábado y tenemos cita con Sr. Chinarro.

Cuando llegamos, nos encontramos con una Sala Velvet llena a rebosar y me impresiona, en la misma medida en que me alegra, ver que a los malagueños ni el mal tiempo les quitó las ganas de disfrutar de Sr. Chinarro.

Estamos los de siempre y otros no tan habituales; entre la multitud vislumbro la melena roja de Thalia, la cantante de Ultrarouge. En general, el público oscila entre los veinte y los cincuenta años. Lo que nos recuerda que Sr. Chinarro lleva casi un cuarto de siglo en esto de la música y no entiende de edades. Ni de modas.

Antonio Luque es un artista que ha sabido reinventarse y evolucionar, y así es como puede reunir en un mismo espacio a dos generaciones diferentes, como si fuese lo más normal del mundo. Sr. Chinarro no es una débil llama, es un fuego abrasador.

Pero no es oro todo lo que reluce y, como vengo diciendo desde hace muchísimo tiempo, en Málaga nos faltó una clase de cómo hay que portarse en los conciertos. Que si las petardas de al lado hablando todo el maldito rato, que si el tiarrón de metro y ochentitantos colándose como un campeón y tapándonos la visual, que si el interminable, cansino y porculero vaivén de gente con una vejiga del tamaño de la de un niño de 4 años. A ver, gentuza: no solo es una falta de educación hacia los que estamos ahí para poder disfrutar del concierto, sino que es una gravísima falta de respeto hacia el artista mismo. Lamentable.

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Las 23 han pasado hace poco y salen Antonio Luque y los suyos. Nos sorprende ver que Antonio, una persona tan tímida e introvertida, es un hombre alto y fuerte, de apariencia apolínea.

Arrancan con ‘Ni Lo Sé Ni Lo Quiero Pensar’, siguen con ‘Dos Besugos’  y con ‘Tímidos‘.

Cada vez que el Sr. Luque necesita afinar su guitarra, hace una pequeña pausa para decir alguna bromita y tener al público entretenido. Con ese arte tan típico de los andaluces hace gracias sobre el metro o el Hospital Carlos Haya. Es un concierto íntimo y el sevillano transmite todo su calor. Mira aquí y allá con esos ojos suyos tan penetrantes, profundos, llenos de misterio, un poco de melancolía y un mucho de experiencia.

Siguen repasando algunos de sus grandes éxitos y nos dedican verdaderas joyas como ‘La Decoración’‘El Alfabeto Morse’‘Vacaciones En El Mar’ o ‘Esplendor En La Hierba’. Nos hacen cantar y bailotear a todos (hasta a los que, como yo, intentan evitarlo con todas sus fuerzas) con ‘Una Llamada A La Acción’.

Con ‘Babieca’ nos cautivan, nos atrapan y se nos nos meten en el bolsillo, pero es con ‘El Gran Poder’ que nos venimos abajo, nos rendimos y nos declaramos vencidos. Es una obra maestra y en directo es algo tan hermoso y bello que hace que tengas ganas de llorar, reír, cerrar los ojos y desaparecer, callarte, chillar… ‘El Gran Poder’ es quizás la canción que mejor representa a la esencia de Sr. Chinarro: tiene ese encanto que te desorienta por completo, te encoge el corazón, hace que quieras hacer cualquier cosa y todo lo contrario también.

Y de repente suenan las primeras notas de ‘María De Las Nieves’ y a todos nos queda muy claro que se están despidiendo y que lo bueno se ha acabado. Nos faltaron algunos temas clásicos, pero calculé que para poder tocarlos, deberían ofrecernos un concierto de unas tres horas y me parece un poco excesivo.

Todos los presentes sabíamos que sería algo grande, porque Sr. Chinarro es  Sr. Chinarro. Lo que no pensábamos era que el concierto resultaría tan familiar, entrañable y encantador. Que nos regalarían un setlist tan precioso y perfecto. Que en vivo fuesen capaces de crear magia.

Una de Sr. Chinarro una vez al mes, por favor.

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