Espectacular concierto de Bon Iver en Brooklyn

Podemos disfrutarlo gracias a NPR. Abran boca para el Primavera…


Estamos de domingo, y nos parece un plan perfecto compartir contigo un concierto enorme. Da igual si estás de resaca, de siesta, de tarde pre partido o de resopón de los vermuts. Con que tengas ganas de relajarte y de mantener activo tu cerebro para dejar que Bon Iver hagan su magia nos vale.

Puede que alguno esté triste por la reciente cancelación de la gira europea de invierno, pero nosotros no podemos ocultar nuestra felicidad porque vamos a poder disfrutarles muy de cerca en el Primavera Sound y lo celebramos con este espectacular concierto. Si se parece al que veremos y multiplicamos por cualquier número, el que apetezca excepto cero y uno, el impacto que puede causar estando delante, podemos garantizar que será escalofriante. Que sobran las palabras aunque nos empeñemos en sacarlas y que estamos, estaremos, justo sobre ese límite vibrante y movedizo de la historia escribiéndose a si misma. Al borde del abismo del futuro. Justo al principio del siempre.

Te ponemos en antecedentes: Bon Iver reaparecieron esta primavera dando algún concierto pequeño en festivales como el Vivid. Al regreso le acompañaban dos noticias: la aparente salida de una depresión de su ideólogo, Justin Vernon, tras un retiro voluntario en Mykonos; y la publicación de un nuevo disco en septiembre. Era solo el calentamiento. Los shows de mayo servían como preparación para el concierto de agosto en el festival Eaux Claires (de la misma localidad de Wisconsin y organizado por los hermanos Dessner de The National; ya hemos hablado alguna vez de la complejidad de esta especie de familia), que vería el retorno de los nuevos Bon Iver, que ya se atrevían a poner de largo la totalidad de su nuevo material antes de dar alguna pista de estudio.

El 30 de septiembre veía la luz 22, A Million (nuestra crítica, aquí) precedido por un par de anticipos y por un show semi exclusivo en un hotel de Berlín. En octubre ha estado presentándolo por EEUU, en noviembre adelantó numerosas fechas de una gira europea invernal (esa que ahora ha cancelado) y confirmó su participación en el próximo Primavera Sound, y en diciembre se ha disfrazado de Santa Claus y le ha regalado a la ciudad de Nueva York (que tan bien le ha acogido siempre; Brooklyn es un hervidero) hasta nueve conciertos.

Este es el primero de ellos (con algún pequeño montaje con el sonido del segundo en ’10 d E A T h b R E a s T ⚄ ⚄’, como reconocen desde NPR, los responsables de documentar semejante maravilla). Celebrado el 4 de diciembre en el Pioneer Works, un espacio interdisciplinar dedicado a la promoción y desarrollo de las expresiones artísticas y de la cultura contemporánea situado en el antiguo espacio de una fábrica del 159 de la calle Pioneer, Red Hooks, Brooklyn, es el primero además de los cuatro seguidos que dieron Bon Iver en un espacio tan íntimo y especial. Tan metáfora de lo que la banda defiende. La humanización del progreso.

Y vaya. Que es eso lo que se ve en el concierto. Como puede (y debe) recuperarse la humanidad en un progreso que nos deshumaniza. Poner al servicio de la rehumanización los avances de la técnica. Hacer orgánicos los sonidos más artificiales, más sintéticos. Darle alma al androide, hacerle capaz de reír, de llorar, de amar… de sentir. Y entiendes que lo que estás viendo es lo mismo que vieron tus padres, tus abuelos cuando Pink Floyd les golpeó con The Wall. Que sientes lo que sintieron cuando Peter Gabriel les voló la cabeza con los histéricos puentes e interludios de Genesis, o cuando lo hizo Phil Collins al separarse de ellos definitivamente y enfrentarse a si mismo «cara» a cara. Entiendes cómo fliparon con la E.L.O. y con los Cure.

Entiendes, en fin, que estás asistiendo a otro paso de la historia, y que ser consciente de ello mientras ocurre entraña una sensación de interconexión maravillosa. Entiendes que estás viendo a una pedazo de banda de rock. De verdad. Que muta como una bestia imponente y poderosa cuando pisa el escenario. Que 22, A Million es bueno en casa pero está hecho para pisar la carretera. Para atronar con su tormenta de futuro un oído preparado. Y que quieres que editen la re versión de ‘Calgary’ (26:20) porque es una de las cosas más bonitas que has oído en tu vida. Que hasta pueden hacer new wave. Que qué ganas de que llegue ya mayo, joder.

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