Crónica: The Horrors, un espanto

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El paso de The Horrors por Madrid tuvo sus momentos, pero fue más una mas informe de estilo y de sonido. Crónica


Tenía ganas de ver a The Horrors porque ya había perdido la esperanza en ellos cuando, oh sorpresa, lanzan sin pompa alguna V. Un quinto disco de estudio que representa otro cambio sutil de dirección pero que esta vez les conduce a terrenos más interesantes. Siempre siniestros y ambientados en el synth gótico, ahora han llevado su oscuridad al rock industrial y parecen invocar a Nine Inch Nails y a Depeche Mode.

Y como en una mezcla tormenta de ellos de la que me emerge una voz con recuerdo a Robert Smith se plantan, con algo de retraso, en el escenario de la Sala But de Madrid, para descargar de primeras ‘Hologram’ y ‘Machine’. Más sexuales, más lúbricos. Jugando con bajos sintéticos, con ruido electrónico, con la contundencia de un rock de látex y headbanging y con pisada de mamut avisaban de que podían haber cambiado algo las cosas para mejor, algo a lo que también invitaba la actitud de un Faris Badwan al que se le quedaba ridículamente pequeño el escenario y que encaró la mayor parte del concierto encaramado al monitor y meneando el pie de micro como una estrella del rock.

Pero no. El concierto empezó a sumirse en la intrascendencia de lo anodino, del puro trámite, y el sonido, que empezó bien, claro pero atronador, empezó a convertirse en una masa amorfa, un poco como la que ilustra la portada de su último disco. Un trabajo que dejó lo mejor en una noche, a excepción de algún momento con ‘Sea Within a Sea’ o ‘Still Life’ en los que parecieron enfocarse, para que la banda demostrara que está engrasada pero que la desidia sigue estando ahí. Sin hacerles ningún favor, como dejarse por el camino viejos éxitos para dar espacio a temas más pasatiempo de V y seguir empeñados en no estirar sus shows más allá de lo estrictamente necesario.

Con la misma dejadez enfrentan el bis, que sin embargo terminó resultando lo mejor del bolo. A ‘Ghost’ le cuesta arrancar, pero cuando lo hace consigue levantar una tormenta de oscuridad absorbente, y la ‘Something To Remember Me By’ final, una canción más dance y más bailable en la línea del kraut electrónico del último disco de Warpaint, se confirmó seguramente como una de las mejores que jamás hayan compuesto. Un hitazo que salvó la noche del suspenso, pero que no les eleva al notable. Bien, sin más. Como siempre. Creo que es buen momento para dejar de darles la oportunidad.

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