Que todo cambie, para que todo siga igual. Así podrían describir Franz Ferdinand su viaje en busca de sí mismos, desde algún momento en el que -llenando pabellones una noche sí otra también- lo que había empezado como una divertida aventura había dejado de tener gracia.
Una entrevista concedida por Alex Kapranos a The Guardian pocos días antes de revelarse el contenido de su cuarto disco, revelaba que el punto fatídico para la banda había llegado justo después del lanzamiento de Tonight (2009), su anterior largo. Los cuatro escoceses apenas se hablaban y Kapranos quería disolver la banda.
Afortunadamente, el tiempo todo lo cura. Tras cuatro años, y sin haber dado pistas sobre lo que andaban preparando, a principios de julio se destaparon con un doble single (‘Right Action’ / ‘Love Illumination’) que sonaba casi tan fresco y lleno de ganas como los himnos bailables con los que revolucionaron el panorama en 2004.
Tal y como daban a entender los dos potentes singles de anticipo, Right Thoughts, Right Words, Right Action es ante todo una vuelta a sus orígenes. Temas como ‘Bullet’ (fantástico rompepiernas que recuerda a Status Quo) tienen poco que envidiar a aquellas inyecciones casi frenéticas de ritmo, como eran ‘This Fire’ o ‘Michael’, tirando de ganchos que ya son un sello de la casa.
Pero el retorno a los orígenes no se queda ahí. Puestos a rememorar comienzos, Kapranos y compañía vuelven la mirada a todos los refrentes que les inspiraron para montar un grupo y poner a bailar a una nueva generación. No es de extrañar que sea el disco de los escoceses que más claramente homenajea a los clásicos del pop, desde Elvis (‘Right Action’ parece casi una versión actualizada de ‘A Little Less Conversation’), al bubble gum (‘Stand On The Horizon’), pasando por supuesto por los Beatles/Kinks (‘Fresh Strawberries’).
Casi se diría que, ahora que ya están un poco de vuelta de todo, se pueden meter sin ninguna vergüenza a tocar palos que antes habrían empañado su reputación de modernos indie rockers. Los experimentos, que en Tonight fueron un poco fallidos o mal comprendidos, resultan ahora naturales. Dan variedad al conjunto pero no chirrían, como ‘The Universe Expanded’ o ‘Brief Encounters’ (sobre el intercambio de parejas), que podrían ser temas de Blur (o, de nuevo, de sus maestros The Kinks).
Todo esto sin renunciar al sonido clásico Franz Ferdinand, cimentado en influencias de finales de los 70 (Talking Heads, Roxy Music) y que conforma el núcleo del disco, como ya pasaba en su debut y en You Could Have It So Much Better. Puede ser revistiendo la vieja fórmula con un aire tenebroso (‘Evil Eye’) o simplemente dando una pátina algo macarra, a lo road movie barata (‘Treason! Animals’), pero siempre con maestría y ofreciendo algo divertido.
Y no puedo acabar sin hablar de ‘Love Illumination’, para mí el gran tema de este álbum, que con la sabia producción de Alexis Taylor y Joe Goddard de Hot Chip (ellos y otros cuatro productores han «metido mano» en diferentes pistas del disco), nos da un paseo setentero lleno de glam rock y toques funk. Un estribillo irresistible y un puente instrumental cuyos teclados silbaré una y mil veces. Chapeau.
En suma, el cuarto trabajo de los escoceses está muy cerca de ser la delicia que todo auténtico fan, y Franz Ferdinand tiene muchos, esperaba. Para los que no sean incondicionales de su rock bailable, se trata de un disco disfrutable que muestra a una banda que no sólo tiene identidad propia, sino que además ahora la ha madurado y hace con su música lo que quiere. Como, por ejemplo, volver a la adolescencia (y eso que Kapranos los cuarenta ya no los cumple).
Nota bandálica: 7.25